UN CONGRESO
BAJO EN CARBONO
La semana
arrancaba con una previsión de lluvia del 85 por ciento, un porcentaje bastante
alejada de la realidad. Las nubes presagiaban tormenta, pero inicialmente se impuso el 15 por ciento restante en una variabilidad
porcentual incluida por tanto dentro de las probabilidades del destino menos
esperable según la predicción meteorológica para la última semana de noviembre.
En uno los paradójicos efectos del calentamiento global el XII Congreso Nacional del Medio Ambiente, el CONAMA, comenzó en Madrid en un ambiente tórrido, en el
mayor aparador peninsular de negocios y negociantes ambientales, en un gran
foro de debate para el análisis e intercambio de información.
Los políticos se
paseaban entre los stands de la exposición mientras, en el exterior del recinto
del Palacio Municipal de Congresos,
un grupo de agentes forestales reclaman atención para unos problemas laborales
que no figuraban en el orden del día, que sí ofertaba talleres con herramientas
de autoempleo para oficios verdes con un intrincado manual de instrucciones
adjunto. A la economía baja en carbono que predica el lema del congreso 2014 la acompaña una reducción de entidades
participantes y las dimensiones de su oferta al público, pero a pesar de ello
se multiplica una interesante oferta de conferencias, ponencias y debates que
hacen deseable disponer del don de la ubicuidad ante la imposibilidad de
seleccionar entre la gran variedad de propuestas de interés referidas a las
nuevas formas de sostenibilidad, los cambios en la legislación o las propuestas
energéticas emergentes.
Entre las golosas ofertas de la primera jornada emerge un
entretenido debate sobre el lobo ibérico con la presencia de sus defensores y
cazadores, que deriva en un enfrentamiento entre partes de difícil conciliación.
Uno de los mayores núcleos en Europa donde mora el mayor predador que queda en
la naturaleza se encuentra al norte del río Duero, la buena evolución de sus manadas ha hecho que esté
autorizada su caza en Castilla León,
mientras los grupos conservacionistas defienden la máxima protección y la
imposibilidad de que el hombre continúe eliminando ejemplares del animal que se
sitúa en la cúspide la cadena trófica.
Tantas o más pasiones despertó la
técnica del fracking entre sus
defensores y detractores. El drástico sistema de fractura hidráulica para
extraer gas de las rocas mediante la inoculación de agua, arena y un pequeño
porcentaje (un 5 por ciento según las empresas que lo ponen en práctico) de
sustancias químicas con efectos cuestionados y cuestionables en el subsuelo.
Los representantes empresariales aseguran que no generan impactos en los acuíferos
gracias a unos procedimientos que aíslan cualquier posibilidad de contaminación,
una actividad que consideran rentable y que, según ellos, generaría en España
miles y miles de puestos de trabajo. Académicos como Manuel Peinado, catedrático de
Biología Vegetal de la Universidad de
Alcalá, niegan la mayor y hablan de
una burbuja energética a punto de
estallar en Estados Unidos que sólo produce beneficios en Wall Street, y donde
los costes de la extracción no compensan la venta del gas. De hecho el sector petrolífero
norteamericano genera 67.000 empleos, un porcentaje residual en una población
en activo de más de 125 millones de personas. Peinado añadió que entre los puestos de trabajo indirectos
generados por el fracking los
asesores norteamericanos contabilizan las strippers
que bailan en los clubs de las zonas de Arkansas o Texas donde esa técnica se
implantó hace años. Manuel Menéndez,
subdirector general de Evaluación Ambiental del ministerio del ramo, apuntó que
el interés de las empresas ha decrecido de manera inversamente proporcional a
la aprobación de una legislación más medioambientalmente proteccionista. En el
último año los expedientes que estudia el ministerio se han reducido de 16 a 6,
ante la retirada de las empresas por decisión propia. Y no es lo mismo perforar
vastas extensiones sin humanos en miles de quilómetros a la redonda, como
sucede en el continente americano, que agujerear zonas como las que se estudian
prospectar en el interior de Castelló, con
mucha mayor población en menos espacio en medio de parajes protegidos por su frágil
valor ecológico.
En lo que sí
coincidieron muchos ponentes es en el nuevo papel del medioambiente, que no es
ya un apellido exótico que acompaña a los sistemas productivos. La economía lo
ha adoptado como mantra dentro de un modelo en proceso de cambio necesariamente
unido a la sostenibilidad. Según destacó Emilio
Cerdá, catedrático de fundamentos
del Análisis Económico de la Universidad
Complutense de Madrid, la Unión
Europea tiene como objetivo que en 2050 vivamos respetando los límites
ecológicos del planeta, una meta que incluye la mejora de la calidad de vida de
sus ciudadanos así como de sus empleos y educación. Fue una de las ideas
vertidas en una ponencia sobre la sostenibilidad en los códigos deontológicos
profesionales. Queda un largo camino que recorrer en un mundo donde siguen sin
ser muy populares términos como reducción y reutilización, aunque las grandes
corporaciones sí han aprendido a saborear las mieles del reciclaje y las renovables,
con las que están aprendiendo a obtener pingües beneficios. La evolución del
mercado dependerá, como siempre, de los apetitos de los bancos y las
multinacionales. El próximo CONAMA
dirá.
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